martes, 2 de febrero de 2010

Explicación del capítulo XI: Quert


Quert es la palabra celta que se identifica con el manzano silvestre. Su color es el verde, el verde manzana, y en la adivinación celta, cuando surge dicha palabra, ésta te está diciendo que hagas una elección de gran importancia.

El capítulo que nos ocupa es un diálogo entre el padre, Dédalo, y su hija, Ariadna. Ella le intenta convencer para que haga las paces con su hijo. Al principio, su padre se niega y le va contando a la hija su experiencia en la vida, como se forjó en un ambiente mucho más duro y hostil, el que a fin de cuentas, le fue construyendo el caparazón impenetrable que ahora tiene y del que no se puede permitir el lujo de desprender, ni tan siquiera con su propio hijo.

¿A cuántas personas hemos conocido así? ¿A cuántas?

Es curioso como la vida te va transformando y puedes llegar como método de autodefensa, algo perfectamente normal, por otra parte, a convertirte, sin que te des cuenta, en aquello que antes rechazabas.
Da igual por qué. Puede ser por una relación sentimental de la cual hayas salido perjudicado, puede ser por el trato abusivo que de ti han tenido los que se calificaban como tus amigos o por las puñaladas que con los compañeros se suceden en los puestos de trabajo. A fin de cuentas no deja de ser inevitable, ya que tú no lo puedes controlar. Puedes portarte bien con todo el mundo, ser la persona más amable o más considerada con los que te rodean. Da igual. Siempre habrá alguien dispuesto a hacerte daño. Siempre queda alguien dispuesto a aprovecharse de tu bondad y jugar con ella y contigo hasta destrozarte.

De este mero diálogo que se plantea en este capítulo, podemos comprobar como la reacción clásica ante los golpes que te va dando la vida es la de escudarse en si mismo, sin apenas dejar un resquicio para las personas que realmente importan. El caso más extremo está aquí planteado por el personaje de Dédalo, el padre.

¿Qué nos queda de nosotros mismos si llegamos a ese punto? ¿Nos convertimos en verdugos y dejamos de ser víctimas? ¿Podemos generalizar al respecto y no darle una oportunidad a la esperanza?

Quizá sea la salida más fácil, la más cómoda, la más rápida. Siempre nos vamos a encontrar con gente que nos hará daño, que intentará aprovecharse de nosotros. ¿Acaso la única salida es la de ponerse una armadura, como sucede con Dédalo a través de este capítulo?

Sigan leyendo.

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